II MUESTRA DE TEATRO AMATEUR. DOÑA CLARINES
Los hermanos Álvarez Quintero, Serafín y Joaquín, son dos escritores que destacaron por encontrarse entre los máximos exponentes del teatro costumbrista andaluz. Su estilo teatral es ágil, con diálogos fluidos y animados. Dotados de un ingenio y gracia singulares, fueron maestros en la caracterización de tipos populares, y en crear situaciones reflejo de las costumbres de la época. Utilizaron las diversas hablas populares andaluzas. El lenguaje de sus piezas es un castellano depurado y elegante pasado por el tamiz fónico del dialecto andaluz; sus chistes son finos y de buen gusto. Son maestros en el diálogo, que es siempre vivaz y gracioso.
Muchas de sus piezas son de naturaleza costumbrista, describiendo el modo de ser de sus nativas tierras andaluzas, pero dejando al margen la visión sombría y miserable de las lacras sociales; su Andalucía es la de la luz y la del colorido; su ideología es tradicionalista.
La protagonista es una buena señora, reñida con la hipocresia, los prejuicios y los convencionalismos sociales, que llama al pan pan y al vino vino, sin adornos ni rodeos, por lo cual – como acontece a los escasos ejemplares del mundo, enamorados de la verdad escueta – se la tiene por rara, estrafalaria y loca, aislandola en su viejo solar, donde vive con un hermano borrachin y despilfarrador, a quien mantiene y reserva las fincas que en juergas y francachuelas malvendió y ella procuró adquirir piadosamente, con una sobrina y una vieja sisrviente, fiel como una esclava.
El perdulario del hermano es el primero en propagar las rarezas y la supuesta locura de Doña Clarines, contribuyendo como el que mas a no relajar el ambiente hostil que presetna ante el vulgo la morada de la buena señora poco menos que un purgatorio, en el cual son achicahrados todos aquellos que han de acompañarla.
Doña Clarines tuvo en sus mocedades un novio, del cual se enamoró perdidamente – “y esta fue su única locura” – que lueog de ganarla alma y vida, el corazón y la voluntad, cometió la villania de olvidarse de ella, desapareciendo de escena sin dar explicación de su conducta.
La pobre señora enfermó de mal de amores y su existencia fue un martirio.
Al rodar de los años, un hijo del exnovio de Doña Clarines se enamora de la sobrina de ésta, y logra ser correspondido. En el alma de Doña Clarienes se aviva el recuerdo de sus antiguos amores, y luchan en su conciencia el deber de procurar la felicidad de su sobrina, y el temor de hacerla desgraciada si autoriza sus relaciones.
Hay una conferencia entre el novio y Doña Clarines, y convencida de que el hijo de su villano exgalán está enamorado de su sobrina, olvida el pasado y autoriza el matrimonio de los jóvenes.
